Mini-mal

Si ama los sabores agridulces, este es su sitio. Todos los platos tienen una mezcla de frutos, especies y proteínas del Pacífico colombiano, es una buena idea para llevar a un extranjero. Mis platos preferidos son casi toda la carta :): Tumaco: bolitas de plátano maduro rellenas de jaiba en leche de coco, Palmira rols: una especie de sushi muy criollo, Delirios: camarones tigre apañados con mañoco con salsa de maracuyá, Tigres colorados: camarones con crujiente de achiote con mayonesa de uchuva. El servicio es siempre feliz y amable, desde el dueño hasta el cajero. Se puede parquear en frente. Hay una tienda dentro, de diseñadores independientes con cosas interesantes.

La Comida única y es deliciosa. La presentación de los platos es muy bonita. Las fusiones son únicas. Los jugos recomendadísimos.

La recomendación de calamares es muy buena para empezar a disfrutar de una experiencia de sabores muy colombianos que evocan el Pacífico. El plato fuerte de res fue un muy buen complemento para la entrada de mar, con toques muy sutiles y sabores sobre abrumadores, bien balanceado con en un típico arroz blanco y ensalada de lechuga. (Ñapa son muy buenos en recibir comensales solitarios)

Tiene unos platos muy originales y de diferentes productos. La combinacion de ambos resulta en platos muy variados. Les falta trabajarle al servicio y al ambiente.

La comida no me mató.. Pero es buena. Es entre fusión y experimental, probablemente para quienes disfrutan de las mezclas con frutas y sabores entre dulces y cítricos sea una experiencia gastronómica mucho más agradable. Me quedo con las entradas y los postres. Los cocteles también son buenos. El servicio es muy bueno y el ambiente muy tranquilo.