Las costillas son muy buenas, son tiernas y con buen sabor, pero el morrillo es muy normal en el sabor, mas bien algo seco, lo cual no es bueno en la carne de res. Las carnes fueron servidas a una temperatura un poco baja. Las papas criollas y el suero son muy buenas, la ensalada también. La carta de postres es muy limitada. Lo mismo puede pensarse de los platos fuertes, en carne de res solo puede encontrar unas pobres tajadas de morrillo o pecho y el churrasco y en lo que a cerdo se refiere solo se encuentran las costillas y un cochinillo de $400.000 o algo más para 6 u 8 personas. Esperaba más de un restaurante como este, lo alcanzan a salvar las costillas. El restaurante produce una sensación de querer comer de prisa y marcharse, posiblemente porque no es muy cómodo. Las instalaciones son regulares, es entendible que el restaurante es una bodega y por ello su decoración, pero la distribución y las mesas no lucen bien, hay muchas mesas grandes y para acomodar personas a veces se comparte la mesa, unas personas en un costado y otras de un grupo diferente en el otro costado, algo que no me esperaba y más cuando se paga por el servicio.
