La Vitrola

No vengan a este restaurante sin una reserva (lo que también es casi imposible de conseguirla). La puerta se queda cerrada y no te permiten entradas a los hombres si no usan pantalonea largos y zapatos cerrados y olvídate de entrar sólo para um drink, porque tampoco te dejan. Intenté por días llamar al restaurante para hacer una reserva y no había respuesta. Tive que ir personalmente e implorar a la entrada para que permitiesen la entrada para hablar con la gerencia y hacer reserva. 40 minutos después, todo resuelto y nos dejaron sentar en la barra para um drink pero las bartenders ni nos miraban la cara. Esperamos otros 20 minutos mientras lavavan vasos y copas. Tardaron 10 minutos más para traernos la cuenta. Aquí te tratan como si estuvieron haciendote un favor. Mi amigo regresó a la noche seguiente para su reserva, pero yo no le acompañé por el mal trato del staff.

No había ido a La Vitrola en varios años, pero me acordaba que era un sitio rico. Sin embargo, la última visita (2015) fue una decepción. Me sentí no en un restaurante de primera línea sino en uno "regularcito". Sin embargo, los precios si eran astronómicos (como casi todos en Cartagena). Una carta que no despertaba mayor interés, el sitio bastante descuidado (no le han invertido en el mantenimiento), ni siquiera el grupo de música cubana despertaba emoción. Lo que más me decepcionó fue un carpaccio de atun que llegó cubierto de una reducción de vinagre balsámico. No se si lo hacen a propósito para "tapar" un mal producto.

Un sitio elegante con música en vivo por la noche. Cerca a café del mar. El tratar de atún es muy buena opción. Un sitio para ir en parejas.

La comida es buenísima. El servicio es insuperable. La música cubana y el ambiente general hacen de La Vitrola una parada obligatoria cuando uno está en Cartagena. La relación precio calidad es muy buena. Hay que visitarlo. Recomiendo el mero en cualquiera de sus formas.

Muy buen servicio, reserva previa. No habían los platos Solicitados no obstante estar en la carta y ofrecidos por la mesera. La comida llegó fría. Poca calidad.