Llegamos al restaurante poco después de las 7 así que escogimos mesa con facilidad. Los meseros transmiten cierta informalidad chévere, cosa que caracteriza al lugar. De entrada pedimos Tumaco, bolitas de plátano dulce con jaiba y picante: la presentación impecable, un plato realmente muy sabroso con un buen balance de picante y dulce. De fuerte pedimos el pollo enchichado y Selva Adentro: el pollo es increible, la chicha agrega dulzor y el puré de papa cremosidad al plato. Pero mi favorito es Selva Adentro: morrillo de res braseado terminado con tucupi y acompañado con yucas y ensalada. El morrillo, muy suave y bien sellado, queda perfecto con el tucupi, esto sobre una cama de yucas cocidas... no es mi tuberculo favorito pero estaban especialmente sabrosas. La ensalada, la misma en ambos platos, mezcla de lechugas, fideos de calabacín, tomates cherry y cubios encurtidos. Los cubios son una delicia que no me canso de comer. De postre pedimos la torta de chocolate, muy esponjosa, y el postre del día, una creme brulee con una fruta amazonica de la que no recuerdo el nombre, pero con una terrosidad similar a la del chontaduro. Mini-mal nunca decepciona y siempre estará en la lista de mis restaurantes favoritos.
