Jacques

Un buen sitio para tomar el té o un café acompañado de algún pastrie. El dueño le da un toque original al restaurante con su extravagante modo de ver la vida. Los postres son geniales y el ambiente también.

El lugar es precioso y acogedor. Lo recomiendo para almorzar o tomar onces. El chocolate es delicioso y la pastelería es inigualable. Los precios son altos, pero vale la pena ir. Gran variedad de panes para llevar a casa. El sitio es impecable.

Humildemente creo que este lugar esta sobrevalorado. Debo admitir que es fiel a su concepto francés pues toda la decoración esta relacionada pero para mi gusto demasiado recargada me sentí ahogada. El servicio pésimo se demoraron una eternidad en llevar la carta la cual pedimos múltiples veces el pedido (tres postres y tres bebidas) se demoró más de 20 minutos, pedí un capuchino de la casa y me llevaron uno normal el cual era pura cafeína con un toque mínimo de leche. Lo peor, los postres de los que tanto hablan pura azucar con mantequilla. Fatal.

Es un lugar muy interesante porque su decoración es rococó y te hace sentir que vives en otro siglo. Recomiendo los mejillones, preparados en caldo de tomate y acompañados con papas a la francesa. Las crepes son buenas. Pueden mejorar la ensalada de guarnición, la sentí con mucha salsa y vinagreta. Recomendado el postre de chocolate y frambuesa.

El sitio es su no, te dientes en un museo por su estilo victoriano, la pastelería es exquisita, y los postres como el eclair de chocolate, y el rollo de canela valen la pena probarlos, lo único que no me gusto es que no todo el tiempo tienen variedad de panes se acaban muy rápido y el servicio es demorado.