Un restaurante que tradicionalmente fué excelente presenta una deterioración total y triste. me refiero al sede campestre. Los individuales de plástico manchados de moho, las servilletas rotas y la comida cocinada sin ningún cuidado o esmero. La salsa bearnesa estaba cortada, la salsa de queso azul un engrudo inapetente, y el pescado seco y duro. El creme brulee espesado con maizena y el gateau viejo, desabrido y con un deje de sabor a nevera. Salimos muy desilusionados y no volveremos.
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