Cuando llegamos pusieron en nuestra mesa dos copias con bebidas tradicionales peruanas, unos sabores que mi paladar no identificó, pero sabían bien. El mesero era un mochilero argentino bastante cordial, parece q allí emplean a los viajeros; eso me gustó mucho. La comida estuvo Rica, no wow pero estaba bien. Al finalizar la comida nos ofrecieron unos envueltos de yuca con manjar blanco muyyy delis
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