El Acontista reúne el placer de la lectura y la comida hecha con oficio. Antes de sentarse a la mesa, un buen paseo por su librería de gusto extenso abre el apetito para perderse en una carta maquillada con una sencilla combinación de ensaladas, típicos a la hora del almuerzo, buenas carnes y algunos entrantes sinceros. la presentación de la carta podría ser mejor, pero hay ganas y se cumplen los deseos de comer un buen solomo o un fresco (o caliente) trozo de tarta de chocolate. Si, hay conciertos los Lunes, de jazz o de blues, es de los pocos lugares donde la música en vivo lleva su calidad, la que no tiene tanta calidad es el cliente, que no para de hablar durante los conciertos y estropea la cena tranquila donde uno busca la magia de un buen blues del Delta o una pieza clásica de Gillespie en calma. El servicio tiene sus días buenos con otros mas grises, pero a la hora de comer, lo que a uno le debe sobrar es tiempo. Recomendado para lectores calmados y pacientes con ganas de picotear algunas sorpresas que guarda la carta.
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