Me recomendaron este sitio por sus delicias culinarias y buen ambiente. Fui a la sede de Laureles, recomiendo reservar porque se llena con frecuencia y toca hacer fila. Al llegar su entorno no decepcionó sin ir a la exaltación, son 2 pisos donde el segundo es zona de restaurante y el tercero es zona de bar, sin embargo puedes comer en el bar sin problema. Nos hicimos en el tercer piso , el cual tiene un techo corredizo,sin embargo cuando está lloviendo muy fuerte el agua se filtra,mojando a los clientes. El servicio me pareció bueno, fueron muy cordiales a la hora de atenderme. Lo que me decepcionó fue la comida, realmente esperaba mucho más. Junto con mi acompañante pedimos unos nachos con guacamole de entrada, sin embargo al untar los nachos con el guacamole éstos se partían muy fácil. A la hora del plato fuerte decidí pedir el alambre, plato que me habían recomendado. Me pareció un plato que entre más lo comes menos te gusta, debido a que tiene un dulce que a la larga te hostiga. Mi acompañante pidió un Burrito gratinado, el cual me pareció muy seco, vas comiendo y quieres en seguida pedir algo de beber. Como bebida pedimos una limonada de mango biche la cual me pareció de buen sabor, en el borde del vaso tiene tajín lo cual le da el toque de picante que estás buscando. La verdad esperaba un poco más de este restaurante.
