Es un restaurante muy acogedor, pero por fuera no parecería que la comida fuese tan excelente como lo es en realidad. La gastronomía francesa siempre me ha parecido fabulosa, pero este sitio combina ingredientes de Francia y todo el Mediterráneo y logran sabores nunca antes probados. Recomiendo el pulpo en jugo de tomate, un plato como ser feliz el resto de la vida. Recomiendo también la ensalada mediterránea y los jugos. El pero del sitio es el calor que hace allí. El aire acondicionado no es suficiente y por momentos dan ganas de salir corriendo. Pero es de lo mejor en cocina de la ciudad.
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