Las pizzas, no los restaurantes que las sirven, son muy difíciles de calificar. En general sobresalen aquellos restaurantes en los que se puede disfrutar la innovación (se resume esto en: nuevos sabores y nuevos componentes). También sobresalen los que logran mantener nuestra tradición en sabores y texturas. Por lo anterior, encontrar un restaurante que se atreva a llevar a la pizza a una nueva presentación, alejada del simple y ya muy trajinado “pizza en horno de leña” o “pizza a la piedra” que aún son válidos; es una muy agradable sorpresa.
“Deep Dish”, este es el secreto. Deliciosa la pizza de cebollas caramelizadas. Confieso que modifiqué la receta original al agregarle pollo al pesto, creo que se necesita este contraste de sabores.
La de pollo al pesto es suave y permite degustar cada uno de sus ingredientes.
Chicago, buena. Su sabor es homogéneo pero sin sorpresas. Quizá debería ser un poco más aromática y menos fuerte en su componente de tomate. Se parece más a la pizza de NY que a la de Chicago.
En cuanto a las de masa delgada. No se destacan pero son buenas. Cuidado con la distribución de los ingredientes sobre la pizza, centro congestionado y bordes, casi el 40% de la superficie de la pizza; vacíos, solo masa.
Muy buenos jugos naturales y una exquisita entrada de panecillos con una salsa acompañante que francamente no puedes parar de comer. Sirvió para terminar y sazonar los bordes vacíos.
Destaco el servicio y la amabilidad del personal.
Definitivamente, una de las mejores pizzas en Bogotá.
