Guiados por el espíritu libanés, pedimos un Mezze para dos mientras jugábamos una partida de Backgammon (lo mejor del lugar) sentados en una salita muy cómoda. Que nos gustó?: El kibbe frito y el falafel. Buenísima la salsa de ajo y el pan árabe calentito de cortesía de la casa. Y por último el café turco (tal cual: corto, fuerte, amargo y un vasito de agua con un cubo de hielo para acompañarlo) y un helado de pistacho para repetir una y otra vez! Realmente no nos impresionaron las hojitas de uva ni las de repollo, estas últimas muy flojitas, le falta el verdadero sabor de las especias árabes. El tabbuleh demasiado ácido (creo que se les pasó la mano en el limón) y el arroz con almendras fue lo más triste en la mesa (parecía el clásico arroz de calentado colombiano, lejos de un arroz libanés lleno de pollo o carne, almendras tostadas y muucha mantequilla).
