La torta de almojábana en promoción con café sabía muy muy mal y fui a decirle a Daina la chica que atiende y salí regañada. Me botó una nueva torta de las mismas, sin siquiera mirarme. Cuando le dije que no me la iba a comer, fue peor. Se desesperó y comenzó a decirme que ella no iba a hacer nada. Nunca en la vida me habían atendido tan mal. No me la quiso cambiar, ni la probó y al llamar a su jefe hasta torció los ojos. Manejó la situación de mala manera hasta que apareció su compañera y la relevó en la situación e hizo lo correcto que era probarla, comprobar que en realidad estaba vendiendo un producto de mala calidad y buscar una solución.