Innovación culinaria con sabor a COLOMBIA. Corvina sobre puré de zapallo y quinua tostada, excelente. Buena oferta de Wiskys y vinos suficientes.

Sigue siendo una de las mejores opciones en Bogota. El maridaje por copas bueno aunque cabría una mejor información sobre los vinos sugeridos. En momentos da la impresión que se sugiere el disponible (el abierto) y no el mejor. Los postres excelentes y el único plato que no estaba así fue el tartar de atún.

El tema de las mozzarelas está bien manejado especialmente con los platos trufados. Las pastas muy bien logradas. Los platos pueden ser mejor presentados especialmente los postres.

Platos para compartir con la sazón típica. Costillas de cerdo muy bien hechas y de extraordinaria textura. La cerveza artesanal con jengibre deliciosa.

Excelente ubicación desperdiciada con un modelo que debería ser súper bueno en la comida. Un modelo de único plato no tiene excusa para no ser el mejor. El entrecote es bueno, su presentación puede ser mejor y sus papas fritas no son mejores que las de una hamburgueseria. La ensalada pobre. Muy amable y oportuno servicio. La decoración simple y floja.

La decoración muy simpática al mejor estilo francés. La atención amable y oportuna. La entradas sencillas pero muy bien presentadas y deliciosas. El queso brie con manzana muy sabroso. Los escargot al ajillo en muy buen punto. Los vinos en una relación costo calidad aceptables aunque insisto, multiplicar el precio de distribuidor por tres, resulta exagerado. Linda música y artistas adecuados.

Comida buena. Pato a la naranja bien presentado y suficiente para dos y hasta tres personas. Punto de cocción un poco pasado. Abundantes meseros pero como en muchas partes, distraídos. El vino se ofrece en tres posibilidades media botella, por copas y en 500 cc. Esta última me gustó, suficiente para dos personas.

El sistema de platos para compartir y el vino al descorche hacen de este restaurante una magnífica opción para comer bien a precios razonables. La paletilla de Cordero excelente y no tanto las costillas de res. El tuétano maravilloso. Los aperitivos muy bien servidos y los vinos de buena relación costo beneficio. Los postres no son la bandera.

Realmente sorprende esta nueva propuesta donde se combinan los productos tradicionales con nuevos sabores y texturas que logran realmente platos diferentes. Las mollejas con calamar o el pulpo con remolacha son claros ejemplos de eso. El vino bien sugerido y la carta bien escogida con muy buena relación precio beneficio. De todas maneras los restaurantes deben revisar la fórmula del precio de vinos porque multiplicar por dos simplemente va en detrimento del consumo en alta gama.

La comida resulta excelente tanto por su sabor y textura como por el emplatado disposición y colores. Las sugerencias de los empleados resultaron muy acertadas y el vino en una muy buena relación de calidad y precio. Todo lo anterior unido al ambiente y decoración lo convierten en uno de los mejores restaurantes de Bogotá. Un buen restaurante con precios racionales es más barato que uno regular en todo,incluso con precios más bajos.