La Fragata ya no es lo que fue. Aunque sigue siendo uno de los restaurantes más caros de la ciudad, la comida y la atención han declinado. El domingo fui a cenar con un grupo de 7 personas más (4 extranjeros) y nadie salió satisfecho. Pedí arroz a la marinera y no lo pude terminar ya que estaba tan lleno de aceite que resultaba repugnante. Le dije al mesero y simplemente me agradeció.

La preparación de la pasta y la gran variedad de la misma es el fuerte de este restaurante. Creo que los platos los sirven demasiado llenos, Lo que es un desperdicio. Los meseros antiguos muy profesionales, pero poco amables. Muy diferente a cuando lo atendía a uno el dueño-fundador. Era cálido, generoso, amable y con un don de gentes envidiable.

Me ratificó. Superó al Kalifa. Recomiendo el kippe naye, las berenjenas rellenas y los tahines. No recomiendo el tabule ni lo que llaman café turco.

Definitivamente, no me equivoco al recomendarlo. El sábado ofrecí una sena para 40 invitados y TODO salió espectacular. Ha sido mi restaurante preferido por más de 43 años.

La comida, el servicio excelentes. El local se les quedó francamente pequeño: muy aglomerado, fila de gente en la calle, incómodo. Llevé a mi familia a almorzar el domingo: éramos 11; todos salimos muy contentos con la comida y la atención, pero el comentario negativo fue el tamaño del local, tan pequeño e incómodo. Sin embargo, volveremos con seguridad, sólo hay que hacer reserva.

El mejor kibbe naye de la ciudad. Fui con la familia y disfrutamos todos los platos. Recomiendo ordenar platos individuales y compartir.

Debido a mis ancestros libaneses, he comido esta clase de comida toda mi vida (66 años) y doy fe de que, hasta ahora, este restaurante tiene el mejor sabor de la ciudad. El quibbe crudo es espectacular, lo mismo que las berenjenas rellenas. Los tahines son excelentes. Los indios también. Es decir, todo lo que comimos (éramos 3) estuvo magnífico. El mesero se desvivió por atendernos de lo mejor. La mesa en el segundo piso fue bastante apropiada. Me hizo falta el postre favorito: mahalabille. Es como un flan con aroma y sabor a azahar.

Últimamente he estado en La Piazzetta dos veces. Sigo pensando que es el mejor restaurante de comida italiana del país. Recomiendo especialmente el Ossobuco con Ravioli: es sencillamente estupendo. El restaurante se presta para reuniones privadas (llevé a cabo una invitación con 50 personas) y para ir con la familia. Destaco muy especialmente la atención de los meseros, quienes llevan ya muchos años y tienen la habilidad de recordar a los clientes.

Hace rato que no comía en La Fragata (giratorio). Aproveché el festival de comida chilena y no me equivoqué: Excelente. Fui con cuatro personas más y, sin licor, me costó la cuenta $450.000 aprox.

La comida es realmente regular. En México, La Taquería sería un restaurante de tercera. No justifica lo que venden con el precio.