Estaba tan full que crucé la calle y me la comi en el parque, me gustó este plan más que comermela en el feo y desaseado local, en cuanto a la hamburgesa, el pan super bueno con un toque de mantequilla perfecto y la carne en su punto, la salsa de la casa deli, volvería a pedir para llevar con gusto.

La hamburguesa es normal, nada del otro mundo, comí la clasica para sentir bien los sabores del pan y la carne a la cual por cierto se les olvidó poner las salsas que llevaba y el tomate, cuando pregunte dijeron se les habia terminado y en su lugar le pusieron una salsa de pepinillos que estaba buena. La atención normal también, ni lenta ni rápida, el local feo y desordenado, ya lo conocí y no regreso.

Es un lugar de encuentro familiar o social espectacular, la decoración impecable, la atención perfecta y muy dedicada, nos reciben 2 anfitrionas francesas, que desde que ponemos un pie en el restaurante buscan hacernos sentir como en casa, una propuesta de vinos variados y con buenos precios y lo mas importante la comida sublime y deliciosa. Quedamos 100% felices con nuestra elección.

La comida deliciosa, lindo sitio pero poco ambiente nocturno. La Atencion del Maitre Carlos Ridriguez maravillosa. El vino muy bueno.