La panaderia como tal es excelente. El mejor pan de coco, lástima que solo lo hacen sabados y domingos. El desayuno malisimo. Tecnicas mal ejecutadas y tamaño de los platos diminutos para el precio. El omelete era una simple tortilla, cero esponjosa. Restaurante frances que no sepa hacer una “tortilla francesa” deja mucho que desear. Seguiré comprando solo los panes para llevar

Me encanta! La decoración es super pulida, elegante, moderna, sin ser demasiado formal. La comida bien pensada y muy bien ejecutada. Es una cocina española pero moderna, con lindas presentaciones y buenos tamaños, ni mucho ni poco (como pasa en la mayoría de nuevos restaurantes "caros y modernos"). Los postres buenísimos! Y la atencion 1A

El ambiente, la música y la vibra en general del sitio es muy chevere, entre luz y oscuridades. La decoración agradable sin ser cargada. Se esmeran en la atencion pero se complica cuando el restaurante se llena, se vuelve imposible conseguir un mesero y los platos salen a destiempos. La comida es rica, algunos platos mejores que otros, las tortillas muuy buenas pero los platos son minúsculos para lo que se paga. Por otra parte, los cocteles y tragos están muy buenos y a buen precio. Hay que ir comido, picar y a tomar tequila

Divino. La decoración, el ambiente, la música y la atencion espectacular. Los cocteles muy buenos aunque me tocó devolver uno que estaba flojo, lo arreglaron y mejoró, pero pagando $45 por trago debería salir impecable desde un principio. La comida rica, algunos platos se destacan mas que otros y con buena presentación pero son minúsculos. Si o si se queda o con hambre o tendrá que pedir muchas cosas a precios muy elevados.

Muuy regular. La mayoría de platos me parecieron pesados o muuy ajosos, opacando los sabores naturales. Todo se ve interesante en la carta pero decepciona la ejecución. El lugar tiene un ambiente entre cafetería y moderno pero es agradable y limpio. Tiene una acustica pésima, no se oye ni la música ni se puede hablar, es muy ruidoso. La atencion me pareció muy buena y amable.

Demasiado condimentado con ajo, las porciones minusculas ( yo no como mucho y quede con hambre comiendo un plato fuerte). Los platos salen a destiempos. Complicado un parqueo cercano. Lo unico rico fueron los postres.

La decoracion y ambientacion quedo divina, en verdad se nota el esfuerzo y la inversion que le metieron. El bar y cocteleria muy bien logrado con su especialidad en ginebras. La comida si deja mucho que desear. La carta es limitada y con precios muy caros para el producto que ofrecen. Comida insipida, dos hamburguesas que pedimos llegaron con el termino mal, la pasta sin salsa. Ademas uno llega y casi que no lo dejan ni subir al ascensor sin reserva, y adentro vacio.

La remodelacion de la casa quedo muy agradable en blanco, simple y rustico, hasta el baño de mujeres: divino y amplio. El ambiente es de los mejores (como Bandido) con musica francesa y muy buena atencion. Los pinchos vascos todos buenisimos y perfectos para compartir entre varios, con opciones diferentes a los tipicos de otros restaurantes. Me encantaron las croquetas de calamares en su tinta y las morcillas. Lo unico que estuvo flojo fueron los postres.

Una excelente atencion por parte de su dueño. La comida realmente sabe a comida española. Muero por los boquerones y el arroz con mariscos. Tambien el brunch esta buenisimo. Lo unico para mejorar es q la terraza se calienta mucho.

La decoracion al estilo 50's me encanto, tambien que hayan diferentes ambientes. La carta es bastante variada, hay para todos los gustos, todo muy bien logrado, usando preparaciones e ingredientes distintos a lo acostumbrado. Lo unico que no recomiendo son los ceviches pues el pescado sale muy duro y fibroso. El escabeche de pulpo, el atun en costra de pimienta y los noquis de yuca muy buenos.