Porciones exageradas, los cortes de carne son de calidad y la hamburguesa de champiñones es sabrosa, recomiendo la entrada de chunchullin. Lastimosamente la espera para una mesa es larga y la preparacion de los platos muy demorada.

Su gran atractivo es el ambiente campestre del lugar, cada vez las porciones son más pequeñas y su precio es mayor, en dos oportunidades han despachado mal el pedido, la musica en vivo ayuda a pasar un muy buen rato, no son las mejores picadas pero el sitio es muy agradable.

Aunque un poco demorada la preparación de los platos a pesar de que casi no habia gente, de gran calidad el pargo rojo, a buen precio, buen tamaño y fresco, algo que en Bogotá es dificil de encontrar. Los acompañamientos deliciosos y en la cantidad ideal.

Una muy buena version de la comida mexicana, liviana, de buen sabor y presentación, excelente plato el lomo aguacatado, este restaurante es una opción interesante para el sector.

Los precios de la carta no incluyen el iva, la atencion de los meseros deja mucho que desear. Ni piensen en servirse la ensalada de la barra, no tiene un buen aspecto, para destacar la entrada de frituras y de chunchullo, muy ricas. No es buena la opcion del pollo refugio, demoradisimo y feo. Por el contrario el pollo a la parrilla delicioso al igual que la costilla de cerdo y el baby beef. Los jugos naturales aunque pequeños para su precio estaban deli.

Un ambiente muy intimo y acogedor, la atención del mesero muy diligente y cordial, la comida rica pero en especial las entradas, el carpaccio de res, las berenjenas salteadas y los pulpitos baby, espectaculares. En fechas especiales es muy concurrido y por ser tan pequeño el restaurante, se debe hacer una larga espera para poder ingresar, sin embargo vale la pena.

Los frijoles son la especialidad, deliciosos y el chicharron espectacular, las porciones completas son gigantes y el aguardientico de sobre mesa hacen de este lugar un restaurante para volver, pero la entrada de los patacones con hogao es para no pedir de nuevo.