Restaurante agradable en su ambiente y el servicio es notable, los meseros son muy atentos. En cuanto a la comida, desafortunadamente no convence teniendo en cuenta el precio, en otros sitios se come mejor por esa misma cuantía. Es un sitio de paso nada especial ni memorable.

Restaurante de una pulcritud asombrosa, muy elegante en su ambiente y diseño. Buena música en vivo. El servicio muy bueno, están muy pendientes de lo que el comensal requiere aún sin que se le solicite. La comida muy buena acorde al precio, que es considerable, es decir, no se espera menos. Si bien se agradece que el mesero o sommelier sugiera el vino más apropiado sería bueno que no esté amarrado a una marca en específico, me dio la impresión de que su misión es vender el Sibaris Undurraga a como dé lugar. No obstante, es un excelente sitio para degustar comida de mar.

Francamente no veo cual es la fascinación que despierta en el público en general este establecimiento. Fui en un evento de la oficina y la verdad no me gustó mucho. Los meseros demasiado informales en su presentación, por poco en Jeans rotos y tenis Converse y cero formalidad al hablar con el cliente. Amenizan el ambiente con comparsas y titiriteros lo cual es un punto a favor. La comida es servida en tapas de olla de aluminio solo que martilladas, no sé donde está el caché o lo "in" en eso. Lo único que me cayó en gracia es que lo visten a uno con sendos delantales de papel, parecíamos todos en un jardín de niños. La decoración en sí hace parecer el sitio una chatarrería, por fortuna al menos los baños sí son normales. En cuanto a la comida nada del otro mundo y no es para llenar grandes apetitos. La verdad no me llama mucho la atención volver a ir.